Se acaba la temporada escolar y muchos padres nos preguntamos qué hacer con nuestros hijos para que tengan un tiempo especial, continúen aprendiendo y gocen realmente de unos días de descanso o cambio de rutina.
Pero también es necesario discernir bien cómo ocupamos nuestro tiempo de descanso. ¡Qué importante es cultivar, en nosotros y en nuestros hijos, los valores, el ser sobre el tener; saber descubrir el gusto por las cosas sencillas, cuya riqueza no siempre se encuentra en las sofisticadas! Un buen libro, por ejemplo, puede ser un excelente compañero de vacaciones; podemos cultivar aficiones musicales, artísticas, culturales o deportivas; podemos también aprender a juzgar las realidades que nos rodean analizando en familia una buena película o documental, etc. Hay que tener el ingenio, la iniciativa, y a veces sacudirse un poco cierta pereza que se nos puede ir metiendo, para abrir nuestros horizontes a otras opciones útiles y provechosas. ¡Alegría y el buen humor en el ambiente en vacaciones!
Ha llegado, pues el momento de disfrutar de los hijos con tranquilidad y aprovechar el tener a mano la posibilidad de darse personalmente sin prisas, buscando el mejor tiempo para que el verano de este año sea un verano que quede en la memoria de los nuestros.
Procuremos ¡esto si!: con mayor flexibilidad, seguir viviendo en casa la obediencia. Es normal relajarse y descansar pero es necesario no perder todo lo que hemos logrado anteriormente. Es también el momento de revisar la lista de encargos y hacer cambios. Seguir con la idea de la participación de los hijos en las tareas del hogar.
Es bueno que los hijos adolescentes comenten con los padres que actividades les gustaría hacer, a partir de cierta edad pueden elegirlas libremente, con orientación nuestra, podrán ejercitar su iniciativa, creatividad, inventiva e imaginación. . Hay que disfrutar ahora de su compañía, porque a medida que vayan creciendo pasarán menos tiempo con nosotros. Si escuchamos sin mirar el reloj entenderemos mejor las inquietudes y la forma de ser de nuestros hijos.
Puede resultar muy útil hacer un calendario o agenda de vacaciones en la que cada día pongamos una frase para reflexionar y un propósito para cumplir. Se les puede hacer atractivo a los niños si se hace en forma de libreta y en cada día se deja un espacio para que ellos escriban o dibujen lo que hicieron ese día.
Algunos padres se reúnen con otras familias en casa de los abuelos, para transmitir raíces, memorias y cultura de la vida sin estar agobiados. Es una ocasión de oro para que los nietos puedan convivir.
Las vacaciones, pueden aprovecharse para crecer espiritual y humanamente en familia.
Una virtud es un hábito, una costumbre buena. Las virtudes humanas y sobrenaturales son las herramientas con las cuales vamos a poder vivir los valores en nuestras familias. Los padres de familia, para poder educarlas, debemos conocerlas, vivirlas y propiciarlas tanto en nosotros mismos como en nuestros hijos.
No olvidemos estas pequeñas recomendaciones:
- Podemos aprovechar nuestro tiempo para llevar a cabo algún tipo de labor humanitaria: ayudar a quien lo necesita ahora mismo, ahora que ya no tenemos excusa para no hacerlo.
- Ayudar a los más necesitados, recopilando papel periódico, ropa o comida para luego entregarla en la Parroquia, Cruz Roja o alguna institución que los niños decidan.
- Organizar un Taller del Juguete: se trata de reparar, repintar y arreglar aquellos juguetes que ya no utilizan y que pueden servir de entretención a otros niños.
- Podemos aprovechar y reutilizar aquellos materiales escolares que están en buenas condiciones o que tengan fácil arreglo, lo cual permitirá ahorrar tiempo y recursos.
- Vivir la amistad con más intensidad y la sociabilidad son dos valores propios del tiempo de verano.
¡Planea tus vacaciones y verás como el tiempo se aprovecha mejor!
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