martes, 4 de mayo de 2010

CATARATAS DENTRO DE MI CASA


CATARATAS DENTRO DE MI CASA

POR: MANUEL LULE

Era domingo por la tarde en lo más candente del sol de las doce cuando me puse de acuerdo con mis hijos en darnos un buen regaderazo de agua fría, como mi casa no cuenta con alberca (aun viviendo en Cuernavaca), decidimos montar una inflable debajo de la regadera para hacer un “Acapulco en la azotea”, todo iba bien hasta que después de un rato de chapucear, nos dio hambre y decidimos salirnos de nuestro confortable juego… cual va siendo nuestra sorpresa que en un segundo se salió el agua y en un momento rodó por todas las escaleras haciendo una verdadera cascada, los niños se alarmaron, yo corrí para contenerla, la escena se torno de dramática a cómica, cuando me patinaron los pies y con un solo movimiento me encontraba en el suelo, adololorido con la escoba entre las piernas y las más impactantes carcajadas de mis tres pequeños, no me quedo otras cosa más, que reír con ellos y encontrarle el lado bueno de la vida….

Por qué quise empezar contando esta anécdota, porque desgraciadamente existe un gran número de padres de familia que se les ha olvidado disfrutar a sus hijos, se les ha olvidado reírse con ellos y se les ha olvidado hacer hasta el ridículo, con tal de pasar un buen rato agradable, dicen los especialistas que muchos de estos padres caen en el síndrome conocido como de adultismo, esto es en palabras sencillas “tomar un roll demasiado severo de ser padre y olvidarse de las cosas agradables de la vida”.

Quizás algún lector me mal interprete y me critique por ser exagerado, quizás otro podría decirme “no tengo tiempo para bobadas” u otro me anteponga el trabajo y la ausencia económica muy común en nuestra patria por un buen momento de gozo con los hijos, pero déjeme explicarle una cosa, el continuo incremento del adultismo nos puede llevar a situaciones difíciles para con los hijos, déjeme mostrarle algunas cifras de la situación que se da en México.

Según la UNICEF en encuestas recientes, México sufre el 35% de su violencia en los hogares debido al abuso de los adultos sobre sus propios hijos, otras cifras más estremecedoras nos revelan que 80 mil niñas, niños y adolescentes, mueren todos los años en el país, como consecuencia del flagelo de la violencia en sus hogares.

¿Qué nos está pasando en nuestros hogares?, ¿En qué momento se pierde el piso en la comunicación con nuestros hijos?, ¿En qué condiciones está la persona cuando pierde el control con sus hijos?....

Todas estas preguntas se enlazan y nos generan una cultura de violencia, pero yo me pregunto, ¿cómo celebrar en México este próximo día del niño si tenemos estas cifras alarmantes que nos pesan como sociedad?...

Entre los actos más frecuentes de violencia familiar encontramos: la violencia física, la psicológica y la sexual, precisó Jacob Pinheiro, quien anotó que tales abusos los cometen en la mayoría de los casos padres, madres, padrastros, madrastras, padres y madres de acogida, hermanos, y cuidadores.

Por lo tanto es necesario acabar con los círculos de violencia que se enraízan en lo más profundo de nuestras familias, en primer lugar necesitamos reconocer que se está dando una forma de violencia en nuestra familia, puede ser la madre, el padre o un familiar, en ocasiones un vecino es el detonante que puede denunciarla para que pare.

El generador de violencia debe reconocer ante todo que tiene un problema, que no va a resolverlo solo y que es necesario una ayuda, una terapia, el acercamiento a un especialista que pueda ayudar en la búsqueda de la raíz de esa violencia para que no vuelva a rescindir en la misma, la violencia es un círculo de vicio cíclico, que tarde o temprano tiende a repetirse cada vez más y en un grado mayor de conducta reactiva, el agresor por lo tanto debe detenerla encontrando su origen, conociendo las causas que la detonan y formando una nueva actitud y mentalidad por medio de un proceso de nuevos hábitos que lo lleven a liberarse de las cadenas de opresión, a continuación mostramos el ciclo de la violencia que ayuda enormemente a los allegados a la problemática a detener su continuidad.

Mientras no detengamos y hagamos conciencia al agresor sobre todo en la etapa de aparente calma difícilmente desterraremos la violencia de nuestros hogares, ahora bien en cualquier etapa del ciclo se puede detener y evitar la agresión se han dado casos que en el momento de la explosión han tenido que intervenir autoridades y hasta fuerza pública para evitar las reacciones, lo importante querido amigo es romper con el ciclo de la violencia.

Existen clínicas de rehabilitación, terapeutas especializados, terapeutas en familia, en fin, un sin número de profesionales que pueden atender este tipo de casos y ayudarnos a resolver la violencia en la familia pero el primer paso es darnos cuenta que algo serio está pasando y es momento de hacer un alto.

Ya basta de las frases tan trilladas como “usted qué se mete, así yo educo a mis hijos”, “es normal ya se le pasará lo enojado”, “El es bueno… solo que se desespera”, etc… basta no podemos seguir viviendo en una falsa mascarada y permitir que las vejaciones se sigan dando dentro de nuestros hogares qué más que sitios de cobijo, refugio y amor se convierten en verdaderos campos de tortura y concentración.

Lo invito pues querido lector a que acuda a los centros de atención de estas situaciones en el estado como son el DIF Estatal, la Secretaría de Educación Pública tratándose de la violencia en los colegios, estoy seguro que ahí podrá tener una respuesta pronta a la situación que vive en su hogar.

Lo aliento también, a formarse en las escuelas de padres que se imparten en los centros de estudios de sus hijos, muchas veces una conferencia o cátedra en torno al factor humano puede abrirnos los ojos entorno a nuestra situación y crisis familiar, el gobierno de Morelos ha impulsado fuertemente estos talleres con el fin de darle herramientas necesarias para su vida, nunca desaproveche estos momentos, los cuales pueden darle muchas luces sobre la mejor manera de proceder en caso del abuso que se da en los ambientes hogareños.

Que este próximo 30 de abril, de verdad sea un bonito día del niño para nuestros hijos con unos mejores padres, más conscientes y desbordados en amor para su prole, le recuerdo que es poco el tiempo en que permanecerán en nuestros brazos, el día de mañana cuando usted y yo seamos viejos añoraremos con lágrimas un abrazo, un beso, un cálido cariño de parte de ellos, no lo desaproveche…. ame hasta que duela, y detenga prontamente la catarata de violencia que sufre su casa.

Entre Familia Soy Feliz

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