15 de mayo de 2009
Hace unos días, celebrábamos a las Madres, hoy hacemos un reconocimiento a las y los Maestros. Pudiera ser sólo coincidencia, la cercanía entre estas dos festividades, pero también pudiera ser porque ambos -madres y maestras, maestros- estuvieran emparentados respecto a su misión.
Ambos aman a los hijos o alumnos, los acompañan, tratan de darles buen ejemplo, les enseñan, los guían, los impulsan, les marcan límites, etc.
Enviamos un saludo afectuoso y un merecido reconocimiento a las y los queridos Maestros por la extraordinaria y trascendente labor que desempeñan en bien de los niños y de los jóvenes.
Me permito compartir con ustedes, parte de una carta que escribió el gran Maestro mexicano e ilustre investigador en cuestiones educativas, Pablo Latapí ; que dirige a los maestros:
Lo titula “El lado oscuro de la luna”
Dice que:
...El lado oscuro sería el bajo sueldo, el poco reconocimiento social hacia el maestro, y ésto duele, …mucha gente no valora, ni lo que estudiaste ni lo que haces.… Son escasos los recursos con los que cuentas para realizar tu tarea y la poca atención que les mereces a las autoridades.
Fuera del libro de texto y el gis, casi no cuentas con nada, estás librado a la imaginación.
………Júntale a todo lo anterior, la pobreza de los alumnos que les dificulta tanto aprender; la indisciplina, la rebeldía de algunos muchachos, a veces la ignorancia de los padres que no saben estimularlos ni corregirlos.
…..Para ganarte la atención de los chicos tienes que competir con la “tele”, los videos y los cantantes de moda, en batallas que están perdidas de antemano y, como colofón se te culpa no sólo de que los alumnos no aprendan, sino de todos los males del sistema.
Decididamente, el lado oscuro es más bien negro, de tantas dificultades y problemas que tiene tu profesión.
Ver aprender, es la satisfacción fundamental de quien enseña, disfrutar del milagro continuo de los que aprenden. Ver el momento en que las letras se convierten en palabras y éstas en pensamientos, es como un chispazo que estremece al niño y al adulto por igual; en este momento el niño sonríe y su sonrisa es expresión de triunfo, gozo de descubrimiento y juego ganado, es el descubrir que el pensamiento está escondido en los garabatos del papel.
Ver aprender es ver crecer y madurar a los niños y jóvenes, comprobar que adquieren capacidades que no tenían, que hablen mejor, que juzgan por sí mismos y que van saliendo adelante.
Ser maestra o maestro es ser invitado en ciertos momentos privilegiados a entrar al alma del chico o chica y ayudarle a encontrarse, a afirmar su carácter, a descubrir sus emociones, quizá a superar temores y angustias. Y para muchos alumnos el maestro o maestra son los únicos apoyos con los que cuenta.
Los alumnos te mantienen joven, te obligan a estar enterado,
te bombardean con preguntas, de todo tienes que saber, acaban enseñándote más que tú a ellos. Ser maestro es seguir creciendo.
Ser maestra, maestro es cosa de vocación, de inclinación interior, de proyecto de vida o quizá de amor.
Creo que las luces superan a las sombras, creo decididamente, que la luna es luminosa y bella”.
Pablo Latapí Sarre.
¡FELICIDADES MAESTRA, FELICIDADES MAESTRO!
María Jiménez de Beltrán
ANSPAC